martes, 30 de abril de 2013

Rada Tilly




 dia 6 : 21/4

 Yendo para Comodoro Rivadavia paramos en Garayalde, era la estación y unas casas prefabricadas de no se que obrador, 150 km lejos de cualquier civilización para cualquier lado, mas adelante nos dijeron que tuvimos suerte de encontrar nafta ahi porque casi nunca hay.

  Entramos a tomar un café para sentarnos, algo tan simple pero hacia 3 dias que no tocabamos silla, ahi conocimos a Marcos, de Río Gallegos que nos tiró unos datos para cuando vayamos a El Chalten, que vayamos a conocer la laguna de Los tres, charlamos un rato y nos terminó dejando su número por cualquier cosa que necesitamos cuando estemos en Río, buena onda otra vez.

 Llegamos a Comodoro cayendo la tarde, uno se imagina después de tanta meseta esteparia, cortada muy cada tanto por una brecha que dejaba ver un valle bien abajo y amplio para el lado del mar, que la ciudad sería una páramo gigante en medio de la nada, pero la llegada ya es lejana a lo que suponemos, vamos bajando lentamente a un valle costero, cuando nos vamos adentrando torres de bombeo de petróleo se esparcen hacia ambos lados, ypf y movimiento.

 Es, como todas las ciudades patagónicas, especies de oasis en semejante desierto, y eso significa una vida muy ensimismada. Nos sorprendió su movimiento, para no mucha población. 

  Buscamos lugar para la carpa en el polideportivo que alguna vez Froilo había visitado, pero como era domingo, no había nadie que nos habilite, asi que buscamos en el camping y de ahí nos derivaron a Rada tilly, a unos 15 km para el sur, la ciudad balneario de la zona.

 Pintoresca, tranquila, como cuidad veraniega fuera de temporada, llegamos al camping, nos dieron cabida aunque estaba cerrado, pero como política interna tienen darle lugar a los turistas, (resulta que ahora somos turistas, como esos que tanto puteamos en el verano, nos pasa por escupir al cielo, malditos turistas).

 Ahí conocimos a Leo, el director del camping, guardafauna, encargado de la reserva ecológica de rada tilly, nos contó unas cuantas cosas del lugar, pero también nos dijo que la 40 a el no le gustaba, en fin, una de cal y una de arena.

  Un buen camping, con buena gente en un buen lugar, un cerro a su espalda, y el agua con su color tan fuerte que tiene que ser azul colibri, no hay otra. Y el clima que nos sigue acompañando.



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