A la mañana me levanté temprano, raro, no suelo ser el primero en hacerlo, pero no podía desperdiciar el lugar, no importaba el frío, saque mi cámara y me fui a caminar, estaba un poco nuboso, a la noche no sólo había hecho frío, que no lo sufrimos, sino que había nevado, si, nevado. Cuando se había levantando Javi antes para cumplir con sus necesidades fisiológicas, decía, eso blanco de arriba del cerro no estaba anoche y se metió a la bolsa sin dudarlo....y así era, copas de los árboles, partes que estaban a la sombra aún tenían nieve, los techos de la casa vecina, en todos lados había vestigios de la nevada nocturna, a la noche se habían sentido como los copitos golpeaban en el cubretecho de la carpa empujados por un poco de viento.
Y armar fuego de nuevo, calentar agua, hacer una especia de tortilla en la sarten, tratar de no hacer mucho humo para que no nos saquen volando, desarmar carpa y juntar los bártulos, mientras cada tanto caía un poco de nieve, en un momento dice Froilo, che, pasó un camión barrenieve con nieve en la pala desde el lado hacia donde tenemos que ir....hummmm, de donde vendrá en turro?.
Salimos a la ruta de nuevo, con sol en general, ahora si, el paisaje es otra cosa, colores, nieve, lagos, curvas, contracurvas, subidas, bajadas, para mi que soy de llano es lo que siempre busco. LLegamos al punto donde empieza en ripio, mojado pero firme, asi que tranquilos seguimos, por momentos mas inestable, por momentos mas firme, pasamos algunas maquinas que trabajan emparejando, siegue le paisaje, imposible de captar, casi envidio a los que lo recoren en bici porque van a una velocidad mucho mas apta.
Y divagando en pensamientos varios, mas adelante hay una persona con un bici a la vera del camino, cuando llego paro y saludo, era una chica, entre 35 y 40 años, extranjera de una, saluda diciendo que habla poco español, ahí sale en translator del grupo, o sea yo, que con mi brutish inglish la peleo hasta en el control policial del aeropuerto de Stanted en Londres.
Jenny se llama, una colorada de ojos azules es lo que sobresale, andaba sola en bici, recorriendo, inglesa de buen ánimo, mas preguntó ella que lo que contó, paraba en carpa, donde le daba la noche, calculaba que en dos dias mas estaba en San Martin de los Andes, como buena europea que hace este tipo de viajes, estaba equipada con una mini carpa, un gps, sobre el manubrio, un mapa. Nos habríamos quedados mas tiempo charlando pero recién habíamos arrancado y seguimos, sólo fueron 5 minutos que nos deja pensando a los tres, tenemos que parar mas tiempo con gente así, saber mas de que lo que hacen o piensan, asi que después lo charlamos y lo pondríamos en práctica.
Seguimos viaje, retomamos asfalto, el aire es frío en moto, paramos en una cascada a sacar fotos y cae otra nevisca, el recorrido no tiene desperdicio, pasamos del parque Nahuel Huapi al Lanin en el camino. Llegamos a San Martín de los Andes, después de unas buenas bajadas, otra ciudad chica y pintoresca, acá hay mas plata, se nota, tal vez concentrada. Cargamos combustible, Javier quería saludar a un conocido, fuimos preguntando hasta que llegamos a la casa pero no había nadie, asi que será la próxima, seguimos para Junin de los Andes.
Creíamos que se había terminado la patagonia seca, árida, pero saliendo de San Martín nos damos cuenta que en realidad la zona de los lagos son como especies de oasis gigantes en esta patagonia tan grande, parece increíble como en pocos kilómetros cambia tanto la geografía, aunque el frío no nos abandonó, sí lo hizo la humedad y con eso nos alcanza para al menos pasarla mejor.
LLegamos a Junín de los Andes, buscamos un camping y conseguimos una cabaña a buen precio, 50 por cabeza, hasta ahora el que nos sacudió fue el camping de Las Grutas, que nos sacó 50 cada uno para armar una carpa y el servicio era mínimo, esta vez en el camping "Laura Vicuña" las cosas fueron mucho mejor.
El circuito de los lagos es imperdible, sea la condición en la que se lo recorra, dormir en el parque era una experiencia que quería tener, y se dió de esta forma imprevista, como debe ser, dudo que hubiera podido ser mejor, también tuvimos posibilidad de conocer a alguien que andaba en un viaje mas extremo que el nuestro, en su bicicleta y sola en un país donde es difícil comunicarse. Por último, San Martín es una ciudad para visitar tambien, al igual que Bariloche y Esquel, en otro tipo de viaje, y nos marcó la salida de una de las regiones de mayor valor ecológico de nuestro país y eso, no es poco.....