lunes, 31 de marzo de 2014

Ruta 40 -Hacia Las Lajas - Neuquén



Día 30: 15/05/13

 Junín de los Andes es como el primo pobre de San Martín de los andes, parece tener un turismo remanente del primo rico, hosterías, varias cabañas y campings se reparten la visita, un arroyo lo bordea. Parece ser que hace no mucho tiempo se dieron cuenta que podían forestar la zona con pinos, así que a poco van transformando una zona que siempre fue bastante árida, en otra que muestra una faceta mas verde, en unos años se verán muy bueno resultados , ahora está bastante avanzado y se ve bien. Relativamente cerca tiene el volcán Lanin, que con sus 3776 metros se hace un lugar muy atractivo para la escalada, desde ahí se hacen excursiones.

 Salimos de Junín, de nuevo al último pedazo de Patagonia agreste, volvemos a la aridez de su territorio, pero con mas variedad en su relieve. En nuestra marcha hacia Zapala pasamos por valles y cerros, uno tras otro se suceden sin casi habitantes en la zona, salvo casa aisladas y algunas escuelas rurales, en una de esas se nos cruza una yegua y tuvimos que bajar la velocidad hasta que decidiera para que lado rajar. El paisaje que de tan árido se supone sin interés, nos demuestra el error de esa idea, ya saliendo de Junin lo hacemos bordeando una olla gigante, cuando vamos circulando nos cruzamos con dos cuadrillas de trabajo sobre la ruta que nos saludan cuando pasamos, buena onda. Durante el viaje por ese tramo se suceden paisajes que nos atraen en su aridez. Subimos una cuesta hasta llegar a un mirador natural, normalmente la gente no para en lugares así, pero si no lo hacemos nos perdemos un momento de inmensidad. Al parar, Javier guiado por su instinto (¿?) descubre un cementerio de tetras, gran cantidad de los cuerpos contenedores delatan presencia repetida del algún lugareño que se instala en el mismo lugar, tal vez a purgar penas, o tal vez a ponerse en pedo sin otro motivo.....

 Llegamos a Zapala, ciudad bastante grande, con los accesos nuevos, entramos a buscar una estación de YPF, ya llegando encontramos gente que camina al costado de la ruta como si fuera un parque, de acá deduzco que no deben abundar los espacios abiertos para el footing. No hay mucho de interés para nosotros en esta ciudad petrolera que sufre de escaces de combustibles muy seguido, por eso en la estación de servicio nos toca hacer cola de 15 minutos para cargar y seguir, otra incongruencia nacional.

 Ya a última hora llegamos a Las Lajas, en realidad a la estación de servicios que está afuera como corresponde, tiene un espacio para acampar, con un asador, así que esta noche será pollo a la parrilla y carpa. Vamos al pueblo por provisiones, para llegar hay que bajar al valle por un camino medio circunvalar, me hace acordar a acceso a La Paz, Bolivia, pero en una escala mucho menor, en las alturas están los barrios periféricos y abajo, en el valle menos expuesto, el pueblo en sí. Tiene su movimiento, aunque parece que no estan muy acostumbrados a foráneos porque en el super nos miraban como bicho raro, y no tenías nada del viaje encima, salvo la mugre...tal vez era una cuestión de limpieza.

 Otra vez la aridez nos lleva, con menos viento, menos tierra, pero igual de solitario es el camino, otro pueblo, otro nombre desconocido, otra estación de servicio, ésta estaría en un primer puesto de un hipotético ranking de comodidades, no tanto por servicios, sino por como nos sirva a nuestros propósitos...